Tiene un color dorado, anaranjado, incluso rojizo y aromas de avellanas y cacahuetes tostados, notas amargas de almizcle y a hierbas mediterráneas de la Garriga.
Si se toma puro, el aceite de argán se muestra modesto en sabor, pero sobre un trozo de pan blanco o manzana mostrará sin tapujos toda una variedad deslumbrante de aromas: notas de trufa, semilla de adormidera, regaliz, pimienta verde, pan de centeno y resina de pino embaucarán los sentidos.
El aceite de argán prensado en frío a partir de semillas tostadas armoniza perfectamente con recetas dulces. En su país de origen, Marruecos, está en casi todas las mesas a la hora del desayuno, y se usa para mojar el pan y luego untarle miel.
También en recetas de cuscús y tajín, con dátiles, ciruelas, pasas e higos se recurre frecuentemente al aceite de argán, no pudiendo faltar en ensaladas de tomate con olivas negras y ajo pochado.
El aceite de argán prensado en frío a partir de semillas sin tostar es mucho más suave y es ligeramente amargo, siendo un acompañamiento perfecto en ensaladas y recetas de verdura y pescado.
Debido a su intenso sabor, el aceite de argán debe utilizarse con mucha moderación. Aunque es posible calentarlo sin ningún problema, esto debería evitarse porque así el aceite pierde mucho de su carácter.
El árbol de argán (Argania spinosa), también denominado árbol de la vida, crece exclusivamente, desde hace más de dos millones de años, en una región del suroeste de Marruecos cercana al Atlántico, protegida por la UNESCO como reserva de la bióesfera. El árbol de argán resiste sequedad y temperaturas extremas de más de 50 ºC y puede llegar a los 400 años.
Si quitamos la cáscara de los frutos encontramos de dos a tres semillas con forma de oliva, que llegan a la madurez entre julio y septiembre. El valioso aceite se obtiene de las semillas después de tostarlas,
encargándose de todo el proceso, desde la recolección a la fabricación del aceite, exclusivamente mujeres. Con entre 30 hasta 35 kg de fruto se obtiene un litro de aceite de argán, tras un laborioso proceso a mano que dura 24 horas.
Además, el aceite de argán protege la piel delicada de la sequedad y es un remedio para evitar que el cabello se seque y se vuelva quebradizo.