Pasa la mayoría de su vida enterrado en la tierra, la única característica que tiene en común con “nuestra” papa.
Puede ser amarillento, naranja, rojo e incluso a veces violeta, pero siempre es una cosa: dulce. Y además está lleno de almidones. Por otra parte, este tubérculo también denominado batata contiene menos agua que su pariente más conocido, lo cual limita considerablemente su caducidad. Por esta razón y en sus países de origen en Centroamérica, la batata se desentierra y se prepara justo cuando se necesita. Las variedades del boniato con piel más rojiza y pulpa oscura son especialmente blandas, dulces y jugosas.
De forma similar a las papas, los boniatos (ipomoea batatas) se lavan y pelan para finalmente cocerlos, asarlos o freírlos. También es posible prepararlos en el horno normal o a vapor sin pelar para luego sacarles la pulpa con cuchara. México, Japón, China, Taiwan, Tíbet. Por todo el mundo, los puestos callejeros ofrecen sus boniatos calientes recién asados.
Los boniatos asados forman parte del menú tradicional del Día de Acción de Gracias en EE.UU. En Perú, Nueva Zelanda y en las islas del pacífico, los boniatos reciben el nombre de Kumara y se suelen preparar como patatas fritas, denominándose “Kumara Fries”.
Los boniatos picados en pequeños trozos son una guarnición tan común en la cocina asiática, como los brotes de bambú, Pak Choi, zanahorias y pimiento. En Corea se fabrican unos fideos celofán únicos a partir del almidón del boniato, que se fríen luego con zanahoria, cebolla, espinacas, setas, chili y aceite de sésamo.
En China, el mayor productor a nivel mundial, los boniatos secos (secados al sol) con sal y azúcar son un snack muy apreciado.
En las cocinas de África, las hojas de la planta se preparan como las espinacas. Sólo en Japón se usa la fructosa del boniato para elaborar a partir de ella el Yokan, un postre muy dulce similar al flan, que también contiene agar-agar, azúcar y leche.
Los boniatos se cultivan hoy en día en casi todos los países cálidos de los trópicos, subtropicales y zonas templadas de Europa, como p. ej., en Italia, España y Portugal.